Bievenidos a 2 Cuaimas y 1 Bicho, espacio que no pretende darle solución mágica a los males que surgen en la cama, pero sí arrojar luces sobre un tema que pocos hablan, pero todos conocen.

martes, 2 de marzo de 2010

“Mi amor, en 20 minutos estoy en la casa”


Maquillándose a toda prisa, pero sin perder la delicadeza, se encuentra Katherine, quien acaba de recibir una llamada de su novio, quien le aseguró que estuviera lista en 20 minutos “o menos”.

Emocionada por la cena del primer aniversario y con regalo en mano, la fémina comienza a inquietarse, pues han pasado 40 minutos desde la última conversación con su amado. Sin embargo, piensa que pudo haber quedado atrapado en una de esas colas inesperadas que tienen lugar en la carretera Panamericana.

Ya impaciente, y con una hora cuarenta minutos de retraso, decide comunicarse para saber el paradero de su “príncipe”, quien tras seis repiques responde: “Mami, ya voy para allá, lo que pasa es que me encontré con Jorge, sabes, mi amigo del liceo, y nos entretuvimos un rato, pero ya voy”, lo que, como era de esperarse, se tradujo en una hora adicional.

Este episodio es más recurrente de lo que parece, pues aparentemente los hombres se rigen por un reloj y las mujeres por otro; y aunque el de ellas marca 20 minutos para ellos se traduce en al menos dos horas. ¿Le parece familiar la historia?

Anaconda

Las personas puntuales parecemos ser una especie de raza distinta en estos tiempos; que lo diré yo, que la mayoría de los encontronazos que he tenido con mis parejas es debido a la impuntualidad. Y es que me pregunto ¿Para qué decir una hora si de antemano sabes que no vas a llegar? ¿O por qué no te tomas la molestia de llamar o enviar un mensaje de texto para avisar que te vas a tardar un poco más de lo previsto porque te encontraste con uno de tus amigos?

La verdad es que para mí fue un gran problema, sobretodo a inicios de mi matrimonio, pero con el paso del tiempo me di cuenta que es una pérdida de energía en la que sólo yo resulto afectada, pues típico que una se molesta y ellos ni pendiente; a veces ni se dan cuenta, porque para ellos el tiempo parece no importar demasiado, a menos que sean ellos quienes esperan por nosotras; allí se ponen puntualísimos.

Lo peor es cuando te preguntan ¿En serio te molestaste porque llegué tarde? Restándole importancia al hecho, como si fuera una invención de las féminas para justificar el ataque de mal humor (que ellos siempre achacarán a los días de menstruación).

Para curarme en salud, simplemente decidí ajustarme a su horario y sé que cuando dice “voy en camino” son dos horas, número que se duplica en caso de que coincida con el día viernes o fin de semana, cuando de seguro “casualmente” se encuentre con algún compinche; así pues, multiplica por 2 el número que él te dé, y así te dará tiempo de ponerte divina sin apuros y te ahorrarás muchas rabietas que lo que hacen es sacar arrugas.

Boa Constrictor

 Y es que parecen ser mundos paralelos. Como diría el modelo de cuaima a seguir de toda mujer: la mamá. Ese ser que nos trajo al mundo y nos repite a diario, que hay que ser independiente y no dejarse manipular por el "amor", porque razón tienen en decir "los hombres son de Marte y las mujeres de Venus".

Está claro que en Marte y en Venus los días no son iguales pues el tiempo que tardan en girar sobre su órbita y alrededor del astro Rey "El Sol" no es el mismo. Esa es la respuesta a nuestra interrogante. 

A todas nos ha pasado, y hemos escuchados de nuestras parejas, léase "esposos, novios, amigos con derecho, amantes", la bendita frase : "amor, me voy en 10 minutos". En ese instante, la fémina armada de toda su fuerza cuaimil debe replicar, para que su "adorado tormento" precise si son esos mismos 10 minutos del mundo femenino, 10 minutos con cada uno de sus 60 segundos y sus milésimas. Pues está claro que ellos tienen otra definición de tiempo, si están pasándola bien con sus "amigotes".

Como consejo es excelente para la cuaima posesiva que quiere saber a cada segundo dónde está su amorcito adquirir unos de esos aparaticos conocidos como "smartphone" e instalele, una aplicación bautizada como "google para cuaimas" (Google Latitude) donde un rastreo satelital le avisará si su tormento ya está camino a casa. Y usted decida si acostarse a dormir creyendo que ya viene y en la mañana enterarse que los 10 minutos se convirtieron en 60 o por el contrario sufrir toda la noche mientras él ni siquiera recuerda que usted tiene el apellido revuelto.

Bicho

 Cierto. Como representante del género hoy atacado, debo admitir que con frecuencia podemos llegar un poco tarde de la hora acordada, el ejemplo citado es común: nos topamos con un amigo y entablamos una conversación que puede extenderse y hasta dar pie a un par de birras, eso sí, teniendo siempre en mente que la cuaima está esperando. 

Pero al menos nosotros tenemos una explicación lógica, mientras que ellas pueden pasar horas frente a un espejo, objeto con el que todo indica tienen una sospechosa relación difícil de entender.

Dentro de él -el espejo- creen encontrar su alter ego, quien responderá todas sus preguntas y oirá sus confesiones. Una mujer sentada frente a un espejo es más sincera que hincada en un confesionario. 

Al espejo le contará todo, le dirá abiertamente que no le gustan sus tetas y que su trasero está muy caído y qué lástima haber heredado esa nariz italiana del padre. Le dirá que muchas veces no es feliz. Únicamente el espejo podrá entenderla, su mejor “amigo”.

Pero gracias a Dios esa extraña relación que le roba horas de su vida y la “obliga” a pararse 5 horas antes de salir de casa para “estar lista”, tiene fecha de vencimiento. 

Al pasar el tiempo, su relación con el espejo dejará de ser tan íntima. La flacidez y los kilos de más la inhibirán de mirarse desnuda frente a él. El espejo comenzará a ser ese amante con la luz apagada. El cuerpo de ella sufrirá de pudor y el espejo seguirá siendo tan sincero como siempre. No le negará que está engordando y envejeciendo y que ya no le dirán muchacha sino señora. Y que los más jóvenes, le dirán vieja. Es ahí cuando el espejo se convierte en enemigo. 

Sin duda una buena noticia para nosotros y mala para ellas, pues no querrán verse más en ese “amigo” mientras nosotros seguiremos topándonos con los nuestros y tomándonos nuestras friitas. 

Atención cuaimas y bichos

Relaciones de pareja, sexo, bienestar y belleza son temas que en mayor o menor medida rondan en nuestra mente, razón por la cual a partir de este domingo y en lo sucesivo, saldrá este espacio denominado “Dos Cuaimas y Un Bicho”, a propósito de dar respuesta a las inquietudes de nuestros lectores, quienes podrán darnos sus opiniones, comentarios, sugerencias y exponer sus casos (y el de sus amigos) a través del siguiente correo electrónico: 2cuaimas1bicho@diariolaregion.net

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