Bievenidos a 2 Cuaimas y 1 Bicho, espacio que no pretende darle solución mágica a los males que surgen en la cama, pero sí arrojar luces sobre un tema que pocos hablan, pero todos conocen.

miércoles, 2 de marzo de 2011

“Mi novio tiembla cada vez que saco el lubricante”

“Partiendo de la premisa de que en la variedad está el gusto, se me ocurrió comprar varios aceiticos y lubricantes para jugar con mi novio en la cama, pero resulta que cada vez que los saco el hombre literalmente tiembla, y me dice que lo dejemos para otra ocasión. Entre tanta evasión, ya llevo dos meses sin estrenar el potesito que bien caro que me salió ¿Será que ya no le gusto?” Así lo escribió Andrea A. al correo electrónico 2cuaimas1bicho@diariolaregion.net, quien además desea unos tips para ponerle sabor a sus encuentros, sin que su chico se asuste.


Anaconda

Mi veredicto es que es raro. Ojo, no tu chico, sino el panorama que estás presentando, y es que generalmente son ellos quienes desean ponerle el toque picante a las secciones; sin embargo, te tocó un particular espécimen: un tímido en el ring, sí,de esos que están en peligro de extinción.


Lo primero es que sutilmente le expliques, sin insultar su inteligencia, la función de esos aceiticos, y los lugares en los cuales van a ser utilizados, pues capaz y el hombre te vio cara de depravada número 3 y cree que deseas jugar a que Pulgarcito explora su área trasera, y eso asusta a todo macho que se respeta.


Si aclarado el punto notas que el pana sigue oponiendo resistencia, vas a tener que tomar la delantera, y untarlo tú en tus partes antes de iniciar el jugueteo, y luego le explicas que todo estuvo mejor gracias al uso de los productos adquiridos. Si ni así quiere utilizar la mercancía comprada con todo el cariño del mundo, tendrás que hacerle frente y preguntarle directamente (en cualquier ocasión menos cuando estén en plena acción), por qué se niega; y como siempre digo, debes estar preparada para la respuesta (que puede ir desde que le dan alergia, hasta que le parece algo sucito y no digno para su princesita); lo que podría hacerte reír o herir tu ego; así que tu verás si sigues haciéndote la loca con el asunto o llegas al meollo del asunto y decides seguir con ese bicho ajeno a tus gustos o buscar placer en otro lado.


Boa Constrictor

¿Lubricantes? ¿Tiembla? ¿novio? Ya va, esas tres palabras juntas no combinan.  No he conocido el primer caso de un hombre que tiemble cuando su cuaima le da la sorpresita que le dará lo que tanto piden. Bueno, una vez alguien también escribió un caso parecido, por lo que todo indica que tienes uno de los dos hombres sobre la faz de la tierra que no les gusta el sexo anal. 


Está más que claro que en asuntos de dos, todo está permitido previo acuerdo entre las partes. Si a tu bicho eso no le gusta, pues creo que ni que lo untes de todos los aceites de variados sabores, chocolate, naranja, fresa, menta. Dicen que éste último es el mejor por aquello de la sensación mentolada y no sólo para el sexo anal si no para aquellos masajes en las zonas más sensibles.


Andrea, aquí venimos con el consejo de cada semana: Amiga, la comunicación es la base de toda relación. Habla con tu bicho, pregúntale el por qué de su temblor. Eso sí, sin herir susceptibilidades. Recuerda que puedes maltratar su hombría. Hablen y luego no olvides escribirnos de vuelta para saber cómo te fue.


Bicho 

Visualicen la escena. Andrea, como toda cuaima sexy que se respeta, se pone su mejor ropa interior negra, seduce a su bicho y en pleno apogeo, detiene la acción; de forma seductora se levanta de la cama, camina hacia su bolso, saca de allí el fulanito pote de lubricante, se voltea lentamente hacia su chico, quien indefenso y confundido la observa desde la cama, y con mirada perversa se lo muestra; todo esto sin emitir ni una palabra ¿Quién no se asusta?. 


Otro “problema” generado por la falta de comunicación. Todo indica que Andrea jamás le ha dicho a su bicho qué función le darán al aceitico de la discordia. Imagino las mil y una imagen que deben pasar por la mente del pana, quien sin tener una bola de cristal debe adivinar, viendo la cara de perversa de su chica, qué quiere hacer ella con el producto. Y que Dios lo libre de equivocarse.


Pero el problema no sólo podría ser por falta de “cultura sexual” del colega. Hay una hipótesis que ninguna de mis cuaimas citó y que por muy dura que pueda ser para Andrea no podemos descartar. El muchacho, objeto de la discusión de esta columna, pudo haber tenido alguna  experiencia homosexual y el simple hecho de ver el potesito le hace recordar momentos dolorosos de un pasado del que intenta huir.


Cualquiera sea la razón de su tembladera, la solución está en las manos de quien nos escribe, es simple: habla claro, pregunta y de seguro obtendrás la respuesta. 


Expert@

Sexólogos consultados con respecto a este caso coinciden en señalar que Andrea debe ir a la fuente primaria (su novio) y preguntar sobre su aversión, pues simplemente puede ser cuestión de gustos y preferencias. “Es como cuando la gente presiona a un niño y lo quiere obligar a comer algo que no le gusta, y cuando le preguntan al pequeñín, él no sabe describir con palabras, simplemente no le agrada, y por ende lo rechaza”, refirió Roscío Fermín, quien aplica terapias de pareja en la capital de laRepública y es fiel creyente de la comunicación como la clave del éxito en toda relación.