“En apenas dos meses la novia de mi único hijo se ha convertido en la sombra de él: le cocina, lava, plancha y ahora se queda más días en nuestra casa que en la suya, y no es que esté celosa ni nada por el estilo, pero pienso que mi niño (de 28 años) se va a cansar muy pronto, por lo que le recomendé a su novia que tomaran las cosas con calma, y resulta que ella se molestó y ahora le está metiendo cosas en la cabeza a mi Julito”. Así lo escribió al correo electrónico 2cuaimas1bicho@diariolaregion.net, Federica K., de 50 años de edad, quien está mortificada en vez de disfrutar su Día de Las Madres.
Anaconda
Hay frases incoherentes como aquella de “vas a salir como corcho de limonada” (pues que yo sepa, o al menos en mi pueblo esta bebida no es servida en botella); pero hay una que sí tiene mucho sentido, sobretodo en este caso y es: “en cuestiones de dos, el tercero sale sobrando”.
Federica, escribir que “no estoy celosa” fue tu carta de culpabilidad, pero es normal, pues toda madre, sobretodo si de hijo único se trata, se va a sentir desplazada en mayor o menor medida por la llegada de algún tercero en la relación y eso despertará celos maternales.
Aunque tu estés “preñada de buenas intenciones” y quieras evitarle el mal rato a los tórtolos, entre los cuales está tu manganzón (pues con 28 años está clarísimo en que le gusta y que no y no debe dejarse manipular por comentarios ajenos), no es bueno que te entrometas, pues lo que tu ves como un simple comentario sin malas intenciones, ellos lo ven (en especial tu no-era) como un ataque de mamitis que busca separar a la pareja.
Deberías estar feliz de que hay otra que quiere cachifear por ti para tu muchachito, que difícilmente se aburrirá de una chica que ha sabido ganar terreno estando las 24 horas del día a su lado. Si se van a aburrir pronto, sólo el tiempo lo dirá; así que quédate cual observador internacional: sin hacer nada.
Boa Constrictor
Suegras, ¿qué sería del infierno sin ellas? Mi querida Federica, creo que tu hijo está bien grande para saber qué debe hacer y qué no. Termina de romper ese cordón umbilical que el muchacho ya tiene quien lo atienda y despreocupate de él.
Aprovecha que está hecho un hombre y disfruta tu vida, que aun eres joven y ya no tienes que andar pensando y haciendo cosas por el “muchachón” que pariste hace 28 años.
Si el quiere que tu “No-era” lo seque, es su elección y ahí tú no puedes hacer nada. De hacerlo terminarías como una de las tantas miles de suegras odiadas en cada pareja, y eso no es lo que se requiere. Recuerda que tu también eras la “no-era” de tu suegra, de seguro ella tenia tantos celos como tú de la pobre niña que decidió salir con tu Julito.
Deja que ellos decidan su vida y simplemente no intervengas, excepto que la muchachita sea una víbora venenosa y tu hayas criado un incauto que se deje “jorobar por falta de experiencia”.
Bicho
¿En serio le cocina, le lava y para rematar le plancha?, no vale Federica, Julito y tu lo que tienen es que amarrar a esa pana a la pata de la cama y no dejarla ir. Y yo que juraba que esa especie de cuaima ya se había extinguido.
Quién no ha escuchado a una madre decir: “yo lo único que le pido a Dios -con voz entrecortada- es que mi hijo se consiga una esposa como yo, que le cocine, le lave” y bla, bla, bla... pero resulta que cuando su muchachito se topa con una, entonces le “siembran” defectos: “hay Julito a ti no te parece que esa muchacha es como brincona”, por ejemplo.
Repito: ¿En serio le cocina, le lava y le plancha?. Julito es un tipo con suerte. Las cuaimas de hoy en día, con el cuentico de la liberación femenina, no quieren pero ni pintarse las uñas. El sueño máximo de todas -porque hasta poco creativa son- es conseguirse “un tipo con mucho real” que le pague hasta la depilación. Asi que doña Federica deje el show y dele gracias a Dios por la “no-era” que su muchachito encontro.
Expert@
Ser madre, no es tarea fácil, pues sus conductas pueden llegar a ejercer una influencia perjudicial sobre sus hijos, tanto por excesos (abusiva y castigadora), como por el contrario, una madre ausente o con una pronunciada carencia afectiva, por lo que describiremos algunos tipos:
Madres rígidas:
Son aquellas que dominan a sus hijos , de forma consciente o no, son permanentemente autoritarios.
Madres permisivas:
Son incapaces de disciplinar a sus hijos, no existe un “no” en su vocabulario, con la excusa de no ser autoritaria y que todo se debe de hablar, muchas veces permiten que el que tenga la última palabra siempre sea el hijo, siendo los que mandan en la casa. Estos extremos no sirven, porque los hijos precisan límites para poder crecer sanamente.
Madres sobreprotectoras:
Tratan de todos modos evitarle cualquier tipo de sufrimiento, hacen las cosas por él , y con esto no le permite crecer, desarrollarse ni tener autonomía.
De esta manera lo que logra es retrasar la madurez de su hijo, haciéndolo dependiente, no pudiendo tomar una decisión sin el consentimiento de la mamá.
Madres ansiosas:
La ansiedad es una emoción que frente a diversas circunstancias nos pueden jugar a favor, por ejemplo , ante un peligro, ayudandonos a salir del paso. Pero cuando es desmedida, en el caso especifico de las mamás, puede ser contraproducente, ya que estará siempre tensa irritada, preocupada y esto distanciara y hará que la relación no sea buena. Además podemos criar niños ansiosos.
Madres celosas:
Los celos son una emoción posesiva, queremos la exclusividad de la persona y tenemos miedo de perder algo que “poseemos”. La que sufre más los celos es la persona misma, ya que les motiva a tener desconfianza, vigilar, espiar, y hacer muchas preguntas. Una madre celosa vigilará a su hijo en exceso, manifiestan demasiado a sus hijos lo que lo extrañan cuando no están, los vigilarán inclusive de los seres cercanos, como padres y abuelos, desconfiará de sus amigos. En el momento que crecen y tienen pareja , posiblemente la relación con esta será problemática y competitiva. (Tomado de www.semujer.com)
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