Bievenidos a 2 Cuaimas y 1 Bicho, espacio que no pretende darle solución mágica a los males que surgen en la cama, pero sí arrojar luces sobre un tema que pocos hablan, pero todos conocen.

viernes, 25 de febrero de 2011

“Estoy decidida a dejar de ladrar”

“Mi vida en los últimos dos años ha sido un poco descontrolada, en ese período tuve dos novios simultáneamente. Salía con los dos y me acostaba con ambos. Las cosas no terminaron bien, uno me odia y el otro me dejó de querer. El punto es que hace poco conocí a un hombre que por alguna extraña razón me llama la atención más de lo normal, siento un inmenso deseo de dejar de comportarme como una cualquiera y concretar algo bonito con él”, así lo escribió al correo electrónico2cuaimas1bicho@diariolaregion.net Margarita Matamoros, de 22 años de edad y estudiante de Odontología., quien teme enamorarse y llevarse una mala experiencia, por lo que decidió consultar a este trío.


Anaconda

Unos ladridos invadieron mi mente al leer tu caso. Con ese historial debería tener miedo es el incauto que cayó en tus manos, pero esa es harina de otro costal. Con respecto a tu planteamiento, mi opinión es que no tienes miedo de enamorarte, si no de que te monten un par de bellos cuernos, tal y como tú lo hiciste.


Karma cósmico que llaman, pero no te preocupes, porque todo ser humano está expuesto a ser engañado por su pareja, así se haya comportado como la mismísima María Teresa de Calcuta.


Mi consejo, disfruta de ese estado delicioso que es estar enamorado, cuando nada a tu alrededor importa más que ver a quien, al menos por ahora, ves como Brad Pitt (pese a que tiene rolo de lipa, es negro y le falta una pieza dental, lo cual se nota sólo cuando sonríe ampliamente). Si después de un tiempo te engaña, por lo menos habrás disfrutado de unos buenos momentos que siempre podrás recordar (y restregar a tus amigas que constantemente te critican y se burlan porque, aunque tenías varios machos, ninguno te regalaba ni un chocolate mordido el Día de los Enamorados).


Para nada es bueno quedarse pegado en experiencias desagradables; de lo malo, se aprende, así que suéltate el pelo y entrégate al amor mientras dure.


En vista de que en tu relación anterior fuiste tú la que buscó algo afuera, chequea qué fue, para que lo incluyas en la lista de tus “deberes” con el bicho, y así evitar que el pana esté viendo para los lados; además, mantendrás tu frente libre de protuberancias.


Boa Constrictor

Aquí fácilmente se aplica mi teoría, de que “perra” siempre va a ser “perra” aunque intente cambiar. Diría una amiga que forma parte del “instinto animal” de cada ser humano y creo que es muy difícil de cambiar pues siempre saldrá a flote. Es algo así como los adictos, o los alcohólicos que siempre tendrán la tentación de caer nuevamente en su mal.


La gente no cambia, o al menos no cambia tan rápido. La única forma en que cambie es que ella misma se haya dado cuenta de sus errores, sea consciente que un comportamiento que tiene y quiera cambiarlo por si misma, pero no porque te llegó una nueva víctima.


Creo que deberías darte tiempo para conocer a las personas antes de iniciar una relación, así sabrás si es lo que deseas, y quizás llegues hasta enamorarte. Debes pensar que es lo que deseas, conversar, comunicarte con tu pareja, que existan intereses comunes, haz planes, comprométete no sólo físicamente sino sentimentalmente, así podrá pararse frente a ti el chico más sexy y hermoso del mundo y podrás decir que estás enamorada y sabrás respetar a tu pareja, porque existe confianza y mucha comunicación.


Ahora bien si piensas que este es tu chance y sientes que por fin, luego de un terrible recorrido -porque dudo que tus dos parejas anteriores hayan sido muy buenas pues por algo los engañabas a ambos- ha llegado el momento de una relación serias de esas en que se es un complemento más que una necesidad, atrévete y dale un chance al verdadero amor, dejando a un lado eso de ser una “canina”. Si se puede!


Bicho

Difícilmente dejarás de ladrar. Árbol que nace torcido, ni que lo fajen chiquito, así que para comenzar eliminemos esa posibilidad y digamos que intentas portarte bien con esta nueva víctima a quien, por cierto, le doy no más de tres meses para que ande por la calle con una cornamenta similar a la de Bambi (adulto).


Margarita asegura que siente un inmenso deseo de portarse bien, pero una cosa es querer y otra poder. Yo por ejemplo quiero una Hummer, pero la realidad de mi bolsillo me lo impide. Mi consejo es que aproveches esas ganas de dejar de ladrar, mientras duren, e intentes ser fiel por primera vez en tu vida.


Date una oportunidad a ti misma, busca en tu nuevo bicho eso que en el pasado te obligaba a portarte mal con terceros, y si no lo encuentra sé franca con tu chico, antes de ponerle los cuernos y terminar sintiéndote como una cualquiera, al final de cuenta quien termina dañada eres tu misma.


Expert@

La psicóloga Elena Mínguez, especialista en relaciones de pareja, indica que, en general, las mujeres buscan la perfección en sus relaciones. Esto no tiene nada de malo salvo que lleguen a excederse en ese deseo y no encuentren a nadie capaz de cumplir con sus expectativas. Muchas creen que una relación sólida y duradera debe estar exenta de discusiones y que ese hombre perfecto está por ahí suelto, en algún lugar.


La terapeuta comenta que estas exigencias extremas pueden sucederle a cualquier mujer; pero hay que tener cuidado con las fantasías, pues las desilusiones suelen llevar a cometer infidelidad; como sería el caso de quien hoy escribió, que estaba con dos hombres porque ninguno satisfacía al 100 % sus necesidades, y buscaba compensar con el otro lo que no tenía en uno. Tal vez este chico nuevo, le ofrezca un balance entre lo físico y lo emocional, haciendo que esta mujer sea fiel a su nueva relación.

martes, 8 de febrero de 2011

“Vivo bajo la filosofía de la flexibilización de los cachos”

“La primera vez que fui víctima de la infidelidad, casi me suicido, pasé por toda una etapa depresiva que poco a poco fui superando. Pasé mucho tiempo sola, antes de iniciar otra relación y recuperar mi lastimada confianza. Sin embargo, esta vez fui yo quien se sintió tentada y me lancé mi canita al aire, y comprendí que no era nada del otro mundo; pues seguí con mi chico y me siento feliz ¿Es eso normal o acaso me convertí en un monstruo sin sentimientos? Así lo escribió al correo electrónico 2cuaimas1bicho@diariolaregion.net  quien por obvias razones identificaremos con un nombre ficticio, Petra Querales, quien desea una opinión ajena a su prejuicioso entorno.


Anaconda

No sé si está de moda, la especie humana ha evolucionado, estamos en un estado de letargo en el cual a nadie parece importarle nada, hay un miedo a la soledad que paraliza o no hay suficientes hombres para tantas mujeres; pero la verdad es que cada día son más las cuaimas que cuentan con normalidad la indiscreción de su macho; y más anécdotas hay de las “canitas al aire” de ellas.


Un monstruo no eres, simplemente descubriste tu neurona masculina, la cual se activó al ver a un tipo probablemente más encantador que el que tienes al lado (no sólo físicamente, sino que te llena de mimos que el tuyo te pichirrea), y decidiste cambiar el menú, y dejar un día el pollo para probar el lomito.


Según lo que relatas, eso no afectó tu relación “oficial”, así que te felicito porque no te enrrollaste, el punto es ¿Cuánto tardarás en involucrarte con ese otro pana?, ¿Es posible que llegue a hacer interferencia en tu estabilidad? Si la respuesta es no, pues sigue disfrutando de ese placer pecaminoso que sólo tú debes conocer, precisamente para que no seas víctima de señalamientos en una sociedad hipócrita en la cual un hombre con muchas mujeres es un héroe, pero una mujer con doble “frente” es una bicha.


Aunque en “anaconalandia” existe la fidelidad y si no estás conforme con una relación simplemente debes abandonarla y arriesgarte a vivir otras cosas, con todo lo bueno y malo que eso conlleve, tantas historias de deslealtad en mi entorno me hacen pensar que efectivamente existe una flexibilización de los cachos. Si a ti te va bien, y aseguras que no dañaste a nadie con tu “canita al aire”, te otorgo una estrellita dorada, pues generalmente esas historias no tienen final feliz; pero tú aparentemente lo lograste y saliste ilesa. Sin embargo, cuídate, porque estudios científicos dicen que hombre que se respeta no perdona cacho (y mucho menos aguanta el chalequeo de los panas).


Boa Constrictor 

Cada día más se cumple aquel refrán popular que reza “amor sin cachos es como jardín sin flores” y con tu caso se me viene de inmediato a la mente la historia de una cuaima amiga que comentaba que la esposa de su “novio”, encontró un mensaje bien amoroso de ella en el teléfono celular del “bicho compartido” en cuestión, y la respuesta de la esposa fue una linda nota de papel en el espejo que decía: “Es hora que controles a tu muchachita”. 


No me digas que eso no es flexibilización de los cachos porque que la esposa legal, esa que le lava la ropa, que le cuida los hijos y es la perfecta ama de casa legalísima no va a armar el lío del año al encontrar un mensajito, pues no se qué otra cosa pueda ser.


He escuchado miles de mujeres que son la novia legal o la esposa que tienen la terrible creencia que “yo soy la legal y las otras son solo eso, otras”.  Pues déjame decirte que nada más lejano a la realidad, no vaya a ser que tu bicho sea triple cómodo y la “otra” esté gozando y gozando hasta ignorando que tu existe.


Pues mi amiga, que ya cuenta unos añitos siendo el cacho del “esposo perfecto” vive un completo idilio de amor y es feliz sin tener que lavarle la ropa a su bicho haciéndolo feliz a su manera.


Si en tu caso la venganza fue el remedio a esa tortuosa montadera de cuernos, pues bien por ti. Pero cuidado si no te sale peor el remedio que la enfermedad.


Bicho 

A Boa y Anaconda lo único que le falta gritar hoy es: ¡VIVA la flexibilización de los cachos!, lo que no está mal si esa “flexibilización” es mutua, es decir, que ellas -todas las cuaimas- acepten así de light el hecho de que su pareja, novio u esposo les ponga los cuernos. 


Por siglos se han hecho las víctimas. Si se tuviera que escoger la frase más utilizada por las pobres y maltratadas mujeres, sería: “ese desgraciado me fue infiel”, (con puchero y lágrimas de cocodrilo incluidas).


Pero la realidad es otra. La cuaimas siempre, desde los egipcios hasta nuestros días, han sido igual en lo que respecta a la infidelidad. La diferencia es que el costo social de una mujer infiel es muy alto, lo que las obliga a cuidarse de ser atrapadas. Quizás por eso cuando una chica lo hace el crimen es casi perfecto: no hay cuerpo del delito por ninguna parte, mientras que cuando nosotros ponemos los cuernos, las pistas son tan evidentes que hasta un ciego las podría encontrar.


Lo que si es cierto es que ellas, antes de tener una aventura, suelen considerar si su relación - sea matrimonial o noviazgo- le satisface, por lo que seguramente el novio de Petra no le está dando lo que ella necesita. Reprochar a Petrica por echar una canita al aire es tan inútil como hipócrita. El que esté libre de pecados que lance la primera piedra.


Experto

De acuerdo con Walter Riso, psicólogo clínico y autor de varios libros sobre el tema de la relación de pareja, existe un factor hereditario que condiciona a hombres y mujeres para ser infieles. “Aunque la idea de una infidelidad biológicamente transmitida está en discusión, cada vez más los datos tienden a apoyarla”, señala en su obra La fidelidad es mucho más que amor (Jugando con fuego). 


Entre otras investigaciones, el autor cita una que asocia el tamaño de los testículos con la propensión a la infidelidad. Es decir, a más centímetros cúbicos, más promiscuidad. 


Aquino considera forzados tales argumentos: “No existe condicionamiento genético para la monogamia ni para la poligamia. De manera que la fidelidad es una decisión y una convención social”, sostiene. Es preciso señalar que sí existe una predisposición a la promiscuidad determinada por los patrones de la crianza, la cultura y la personalidad que, a su vez, es producto de factores genéticos, psicológicos y sociales. 


Manuel Juárez, director del ministerio católico Matrimonios en Victoria, observa el fenómeno desde un ángulo distinto y afirma que “la fidelidad es espiritual y la infidelidad, carnal”. Para el consejero, la infidelidad no se circunscribe al hecho de tener relaciones sexuales con otra persona. “Se traiciona a la pareja desde el momento en que no se guardan las intimidades y se cuentan a terceros”, comenta.